23 de agosto, 2021
La técnica pertenece a la medicina ancestral tradicional china. El principio básico es la aplicación de ventosas sobre la piel, provocando un efecto de vacío, permitiendo un mayor flujo de oxígeno/nutrientes y una mayor eliminación de sustancias de desecho.
La succión de las ventosas atrae flujo sanguineo hacia el área tratada. Esta fuerza de succión rompe vasos sanguíneos (capilares), haciendo que el cuerpo lo trate como una lesión, enviando más sangre a la zona para estimular el proceso de curación natural limpiando los poros y liberando toxinas.
¿Cómo se aplican?
Se realiza de forma directa aplicando en 6 y 10 ventosas sobre la piel, a lo largo de la zona afectada, y se dejan durante unos diez o quince minutos para alcanzar un aumento en la temperatura en la zona, después de esto se retiran.
También existe otra modalidad para liberar la fascia o capa que envuelve al músculo. Se aplica el mismo principio, pero en lugar de dejarla fija en un lugar se desliza por todo el trayecto muscular, realizando un masaje de fricción y liberación del tejido que cubre al músculo. Se aplica aceite o crema humectante sobre la piel, para evitar la fricción excesiva y el dolor, conforme se succiona la piel en el vaso.
¿Cuáles son sus beneficios?
Mediante la aplicación de ventosas se aumenta el riego sanguíneo con lo que las reacciones químicas en la zona se producen con mayor rapidez, por ejemplo, en las contracturas musculares se busca la liberación de cicatrices, ayudando a la eliminación de sustancias de desechos y al mismo tiempo lleguen más nutrientes necesarios para realizar las funciones del músculo.