Los calambres son contracciones musculares o espasmos involuntarios intensos de corta duración que tensan el músculo sin dejar que se relaje.
Pueden afectar a uno o más músculos en cualquier parte del cuerpo. Aunque con mayor frecuencia en las piernas, sobre todo en la pantorrilla y en los músculos pequeños de la Planta del pie y dedos.
¿Por qué se producen?
Aunque la causa exacta aún es desconocida, existen muchas situaciones que predisponen a que ocurra un calambre como:
Esfuerzo excesivo de un solo músculo.
Deshidratación.
Falta de electrolitos (ej: potasio, sodio o calcio) en la dieta o pérdida de ellos a través del sudor.
Riego sanguíneo insuficiente.
Altas temperaturas al realizar ejercicio.
Embarazo.
Además cabe destacar que muchas veces los calambres pueden aparecer por llevar una vida sedentaria haciendo que nuestros músculos se tensen involuntariamente mientras estamos en reposo.
¿Cómo prevenirlos?
Podemos tomar una serie de acciones para prevenir los calambres sin importar la causa de éstos.
Estar bien hidratados antes, durante y después del ejercicio físico, sobre todo si se realiza en lugares calurosos.
Estirar antes y después de realizar una actividad física.
Ingerir alimentos ricos en minerales como magnesio, calcio y potasio (frutas como el plátano y la naranja, verduras como el brócoli, y el tomate y frutos secos como almendras y nueces)
Tratar de graduar la intensidad y duración del ejercicio físico.
Utilizar ropa y zapatos adecuadas y cómodos para el entrenamiento
¿Cómo tratarlos?
Si sufres un calambre estos consejos pueden ser muy útiles.
Suspender inmediatamente la actividad al sentir un calambre.
Estirar el músculo hasta que el dolor desaparezca.
Masajear suavemente el músculo.
Beber agua o bebidas con electrolitos para mantenernos hidratados.
Caminar lentamente.
Si el dolor persiste ponerse una toalla caliente durante unos minutos puede aliviar la sensibilidad y relajar el músculo.